Los legisladores debaten un proyecto de ley desde 2017 que reduce la semana laboral de 45 a 40 horas en Chile.
Esto pondría al país en línea con la gran mayoría de los países de la OCDE, pero surge la gran incógnita del impacto que tendría sobre la productividad.
Los niveles de productividad de los trabajadores en Chile, en términos de contribución promedio por hora respecto del PIB, están por debajo de la media de la OCDE. La última vez que se redujeron las horas no se observó un aumento significativo del nivel y elevarlo parece requerir una combinación de incentivos y medidas.
Para conocer más sobre el proyecto de ley y el área de productividad laboral, BNamericas conversó vía correo electrónico con Sebastián Parga y Jorge Montes, socios del estudio jurídico chileno Parga, Montes & Vasseur Laborales.
BNamericas: Respecto al proyecto de ley que reduce la jornada laboral a 40 horas en Chile, ¿en qué está su tramitación?
Parga y Montes: El 18 de octubre de 2022 se produjo la última actualización en la tramitación de la ley que reduce la jornada ordinaria de trabajo a 40 horas al emitirse el primer informe con nuevas indicaciones en la comisión de trabajo y previsión social del Senado.
Este proceso es parte del segundo trámite constitucional y se analizó principalmente la gradualidad en la implementación de la ley, así como los diferentes mecanismos de flexibilidad para los que se tomaron en cuenta los distintos rubros económicos y las industrias en materia laboral.
La comisión aprobó de forma unánime la norma del Código del Trabajo que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas. Aunque los medios han hablado bastante de esta noticia, no es concluyente y falta mucho para que sea una norma definitiva del proyecto de ley que se votará en el pleno del Senado.
BNamericas: Con respecto a la semana laboral actual, ¿cuáles son sus características?
Parga y Montes: Dejando de lado las excepciones que el legislador dispuso a la jornada ordinaria de trabajo, en la actualidad la legislación laboral permite una jornada ordinaria de trabajo de no más de 45 horas semanales. Tal jornada ordinaria máxima no puede ser distribuida en menos de cinco ni en más de seis días.
Sobre la distribución, la ley laboral limita la jornada ordinaria a un máximo de diez horas diarias. En este caso, la jornada ordinaria diaria se podrá extender por siete horas y treinta minutos y nueve horas, si se distribuye en seis o cinco días, respectivamente.
Actualmente, existen ciertas jornadas distintas a la ordinaria: la jornada especial del estatuto docente, que es de 44 horas semanales; aquella de los trabajadores de casa particular, del transporte y el de trabajadores portuarios; la jornada extraordinaria que excede de 45 horas semanas o de la jornada inferior pactada.
BNamericas: En general, ¿cuáles son los argumentos de los promotores y los detractores de la propuesta?
Parga y Montes: Muchas son las opiniones a favor y en contra del proyecto de ley que, en la actualidad, se ha ido modificando de acuerdo con las discusiones parlamentarias y sociales referidas a la efectividad del proyecto en discusión sobre la vida de los trabajadores.
En definitiva, para responder a la pregunta, es necesario saber cuál es la finalidad de este. El mensaje del proyecto de ley ingresado el año 2017 señala que la reducción de la jornada de trabajo busca aumentar la calidad de vida de las y los trabajadores, acabando con el trabajo precarizado.
Fijado el sentido del proyecto de ley, en su origen al menos, y recordando la visión del economista Carl Shapiro —experto en organización industrial—, la productividad de los trabajadores depende positivamente del salario recibido. Según esta hipótesis, con mejores condiciones laborales los trabajadores tendrán una mayor satisfacción en su puesto de trabajo, permitiendo una mejor disposición a realizar un mayor esfuerzo en su actividad, afectando, en consecuencia, la productividad.
Si se analiza el proyecto desde el punto de vista de la hipótesis de la eficiencia, se infiere que la reducción de la jornada laboral no tendrá un efecto mayor que un aumento de salarios, por tanto,tampoco necesariamente el efecto de una mayor productividad.
En este sentido, la Asociación de Emprendedores de Chile planteó que la reducción de la jornada,íntimamente relacionada con el aumento del sueldo mínimo [el gobierno señaló que desea elevarlo a500.000 pesos mensuales] y con los efectos de una futura reforma previsional, implicaría un aumento en los costos laborales de las pymes de entre un 30% y un 40%.
Desde esta perspectiva, algunos han llamado a los legisladores a tomar en cuenta las diversas realidades productivas en el país, fomentando la flexibilidad del proyecto. Por otra parte, una encuesta de la consultora y plataforma de headhunting Laborum arrojó que 59% de los chilenos ha pensado en renunciar a su trabajo. Por otro lado, el estudio Radiografía del Trabajador 2022 de la consultora en recursos humanos Randstad cifró que 67% de los trabajadores del país prefiere seguir en su trabajo actual antes de estar sin trabajo.
Estas encuestas reflejan dos características importantes del mercado del trabajo: los bajos sueldos y el mal clima laboral. Entonces, en la actualidad, no es posible comprender la relación laboral por medio de dos únicos conceptos como son el trabajo realizado y el sueldo percibido. El trabajo se ha complejizado en la última década y las y los trabajadores ya no buscan únicamente recibir un sueldo acorde al trabajo realizado, sino también otros elementos de la relación laboral como la flexibilidad de la jornada, modalidad de trabajo, días de vacaciones, buena relación con la jefatura, reconocimiento profesional, oportunidad de crecimiento, etc.
Como se ve, hay opiniones diversas respecto del proyecto de ley que ha sufrido modificaciones desde su ingreso en 2017 hasta la fecha. No obstante las opiniones disímiles, una reducción de la jornada laboral puede considerarse una inversión que implica ciertos riesgos, pero que tienen una alta tasa de retorno esperada en el largo plazo tanto desde un punto de vista social como de la rentabilidad de las empresas.
En general, aquellas personas que están en contra del proyecto de las 40 horas fundan sus argumentos en el momento económico del país y la baja productividad, lo que pareciera inadecuado considerado el marco económico global y nacional.
BNamericas: ¿Cómo compara los niveles de productividad de Chile con aquellos de los países de la OCDE?
Parga y Montes: Hasta 2021, entre los países OCDE —cuyo promedio de horas semanales trabajadas era de 37,2—, Chile tenía un promedio de 42,7 horas trabajadas. Este número es muy relevante para comparar los niveles de productividad de Chile con la del resto de los países de la OCDE. Las cifras de la OCDE muestran qué países contribuyen más al PIB y, si se analizan estas para medir el PIB por hora de trabajo, se toma en cuenta el total de horas trabajadas de todas las personas que participan en el proceso de producción.
Tal medición, sin embargo, no refleja del todo el nivel de productividad, pues no considera las capacidades de los trabajadores, los avances técnicos y tecnológicos, entre otros factores.
Según otros datos de la OCDE, en 2020 cada trabajador en Chile aportó en promedio US$30,4 cadahora al PIB nacional. Sin embargo, de los 39 países vinculados a la organización, Chile ocupa el lugar 36, solo por encima de Costa Rica, México y Sudáfrica, en un promedio de la OCDE de US$54,5.
Así, mirado desde el punto de vista cuantitativo, con la reducción de la jornada de trabajo disminuiría aún más la productividad. Según estima la Comisión Nacional de Productividad, respecto de 2020 (es complicado aplicar cifras en un año de pandemia), entre 0,1% y 0,4%.
Por lo tanto, habría varios factores que considerar para aumentar la productividad: la competencia en los mercados, los beneficios sociales internos de cada empresa, aumento de sueldos, etc. Afirmar que la reducción de la jornada de trabajo producirá un aumento considerable en la productividad no es del todo cierto. De hecho, lo anterior no ocurrió el año 2005, cuando se redujo la jornada ordinaria de trabajo de 48 a 45 horas semanales.
BNamericas: ¿Hay algunos proyectos para mejorar los niveles de productividad del país?
Parga y Montes: Si bien no todo proyecto busca directamente un aumento en la productividad, sí es posible afirmar que actualmente hay varios proyectos de ley que buscan mejorar la calidad de vida de los trabajadores en el ambiente laboral, permitiendo que se eleven los niveles de productividad en el país. Como se dijo, para medir la productividad es necesario considerar varios factores. Así se han ido instalando en las empresas de los distintos rubros económicos criterios (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) ESG.
Son factores que se toman en cuenta al momento de invertir en una empresa, de manera que no solo hay que considerar los aspectos financieros, sino también aquellos que pueden incidir en la valorización de la inversión a futuro. El criterio social es fundamental. Se refiere al efecto en el entorno social de las actividades que realiza una empresa desde el punto de vista de la diversidad, derechos humanos, administración, cuidados sanitarios y filantrópicos. Aquí, en lo social, se analiza la productividad de una empresa.
Entonces, ¿qué proyectos de ley buscan aumentar los niveles de productividad del país? Aquel, por ejemplo, que busca fortalecer la corresponsabilidad parental en materia de protección de la maternidad y la paternidad. Aumenta de 5 a 30 días el permiso parental y hace extensivo el fuero maternal al padre trabajador al igual que el derecho a sala cuna a todos los trabajadores y trabajadoras.
También está el proyecto de ley que modifica el sistema de repartición de utilidades o gratificaciones legales. Mencionemos el proyecto de ley que establece medidas para la inclusión y participación laboral de personas trans en el trabajo o el que modifica el Código del Trabajo e introduce criterios que promueven la objetividad y anonimización en los procesos de selección y contratación de trabajadores.Finalmente, y sin limitar el presente listado a la totalidad de proyectos de ley, actualmente se discute en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que busca considerar la indemnización por fallecimiento del trabajador como herencia. La ministra del Trabajo ha señalado que estos serán prioridad para el actual gobierno.