2023: ¿seguiremos con la incertidumbre? | Columna de opinión, Sebastián Parga
Ver más
05/01/2023

Esta semana la encuesta Cadem destacó las noticias más importantes del año 2022 para la población y las respuestas fueron relativamente obvias: el coronavirus, el rechazo, la delincuencia, la guerra en Ucrania y la inflación.

Visto desde otra perspectiva, podemos ver que las noticias que más impactan son, a todas luces, negativas: inflación e inseguridad. En otras palabras, pobreza y menor calidad de vida. Esto suena paradójico si pensamos que el actual gobierno, que prometía en su primer año emparejar la cancha, no solo no dio señales de equidad y bienestar, sino que dejó sentimientos de ansiedad, incertidumbre y angustia.

Las razones sobran.

Pese a la falta de mano de obra en sectores productivos, como el agrícola, y el descontrol de la delincuencia, la implementación de la ley de migración es francamente deficiente. En efecto, el procedimiento migratorio es lento, aleatorio y un verdadero drama para el trabajo formal, así como para las personas que quieren trabajar con sus papeles migratorios al día.

Desde el plano de la jornada de trabajo, existe otra gran incertidumbre: el proyecto de 40 horas que mantiene la naturaleza inflexible de la jornada. Una de las cosas positivas que se vieron en la pandemia fue la flexibilidad en la jornada, donde no pocas empresas —por medidas sanitarias— acordaron con sus trabajadores jornadas más extensas, compensadas con días de descanso. Este sistema, muchas veces fuera de la ley, eran preferidos por los trabajadores, lo que en la nueva normativa legal no es posible.

En los temas sindicales no ha habido mayores cambios y los resultados de los procesos de negociación colectiva han sido de cautela y poca conflictividad. Las personas ven algo que parece que nuestra clase política no vislumbra, ya que la incertidumbre hace a las personas menos seguras, prefiriendo resguardar lo que se tiene más que buscar un mayor beneficio. Y esto se ve, y se siente, entre aquellas personas que nos sentamos constantemente en las mesas de negociaciones colectivas que se han estado realizando en los últimos meses. Se ha generado una verdadera costumbre a la cautela, tanto desde la mirada de los trabajadores como de las empresas.

Mientras el sistema de salud se cae literalmente desde sus cimientos, nadie parece dimensionar qué sucedería con los 3 millones de personas adicionales en el sistema público. La reforma tributaria, y las reformas laborales, están constantemente en los titulares sin que exista un avance real y cuantitativo, dejando ese amargo sabor de boca de la incertidumbre.

Terminando el año, y viendo los frutos de este último tiempo, hay que esperar sabiduría para nuestros gobernantes. Esta virtud está en no tener dogmas y determinar lo que es mejor para el país en su conjunto. No escuchar los gritos, sino ver lo que la gente busca, y eso el gobierno —hasta ahora— lo está dibujando donde no hay cimientos.

Preocupémonos de dar trabajo digno, premiar a quienes se esfuerzan y dar tranquilidad a quienes lo logran o lo buscan. Ojalá aquellos que dirigen el país tengan la virtud y fortaleza que se necesita para reconocer los errores pasados y enmendar el camino para el futuro.

*Sebastián Parga es máster en Derecho del Trabajo de la Universidad de los Andes y socio de Parga Montes & Vasseur Laborales.